martes, 12 de julio de 2011

de discursos

Tu es que no te enteras de nada, no? O eso, o no quieres enterarte. Porque igual, no te dice nada verme llorar, o no te dice nada el que yo tenga los ojos hinchados de tristeza. No sé tu cómo interpretas esas cosas, igual soy yo el bicho raro.
Si claro, ahora voy a tener yo la culpa encima, no te jode! No soy yo el bicho raro. Lo eres tú, y lo eres hasta tal punto, que me haces plantearme si eres tú o soy yo. Pero esta vez lo tengo muy claro. Eres tú.

Ese discurso, sonaba muy bien en la mente distraída de María, frente al espejo. Pero luego, al enfrentarse a aquella criatura, no le salían las palabras de la boca.

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