lunes, 26 de diciembre de 2011

Ansiedad

La ansiedad en María era notablemente alta. Quería llorar, gritar...pero nadie veía eso.
Sólo veian a la niña con carita de buena. Claro, con esa carita, quien iba a pensar que su vida era un acúmulo de problemas sin resolver.
Y luego su lucha interior, claro está: que su imaginación le juega malas pasadas; pues ella lucha con su cerebro para exterminar por completo esas imágenes tan dolorosas.
Y a nadie le da por preguntarse que esconde tras esa cara.
Como si de un tesoro escondido se tratase, un tesoro que lo dejaron allí para que alguien con buena causa y buen cerebro, se atreva a buscarlo. Que se atreva a entrar en María. A descubrirla.
Y ella, aun sigue esperando...con toda esa ansiedad que le concome...y le hace querer llorar segundo tras segundo.

Sólo le quedaba esconderse.

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